El
día 15 de febrero de 1837, uno de los grandes y más leídos periódicos de la
época, el Eco del Comercio, en la cuarta plana, no en la primera,
ni en la segunda, publica el siguiente suelto: «A las ocho menos
cuarto de la noche de antes de ayer, se suicidó de un pistoletazo nuestro
distinguido escritor don Mariano José de Larra, bien conocido en el mundo
literario por sus muchas y preciosas producciones, y cuya pérdida habrán de
lamentar eternamente todos los que sepan apreciar nuestras glorias literarias,
que tanto lustre han adquirido con las obras de este desgraciado joven. No nos
atrevemos por delicadeza a manifestar la causa que ha motivado esta catástrofe.
Noticiosos sus muchos amigos de que había de enterrarse
su cadáver en la mañana de hoy en sepultura de misericordia, por no haberse
dado disposición alguna por ninguno de sus parientes para que se efectuase con
el decoro debido a uno de nuestros primeros ingenios, se decidieron a costearle
su entierro y sepultura, que tendrá efecto a las cuatro de la tarde de hoy,
saliendo de la iglesia de Santiago donde está depositado, acompañándole hasta
su última morada la juventud literaria de Madrid».
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