El
año pasado, mediados de abril de 2012, se cumplió el centenario de la
publicación del poemario ‘Campos de Castilla’
de Antonio Machado, que puso por vez primera a Soria en el mapa cultural de
España. Además, toca recordar los cien años del fallecimiento de Leonor
Izquierdo Cuevas. Será el 1º de agosto, pues ‘fue a las diez de la noche / en
la calle Estudios, 7 / con dieciocho años cumplidos / ¡maldita la mala muerte!
/ cuando Leonor expiró’. Se cerraba así el negro paréntesis abierto el 13 de
julio de 1911 en París, al evidenciar la joven esposa, mediante un vómito de
sangre, los síntomas de la letal tuberculosis, el llamado mal del siglo.
Sucedió en París, sí; ‘cuando la enfermedad de Leonor nos hirió como un rayo en
plena felicidad’, diría Machado. Creo que ya saben los lectores los detalles de
esta tristísima historia de amor.
Desde que
Antonio, viudo en Baeza, pidiera a su buen amigo José María Palacio que subiera
al alto Espino ‘donde está su tierra’ y le llevara flores a su difunta esposa,
generaciones sucesivas de sorianos continúan ese ritual, en respuesta a tan
piadosa petición. En especial, los alumnos de su Instituto que, todos los años,
el día 22 de febrero, aniversario de la muerte de Machado en Collioure,
ascienden al cementerio y recitan poemas en su honor. Y depositan sobre la
tumba de Leonor aquellas flores frescas prometidas.
CXXVI- A JOSÉ MARÍA PALACIO
Palacio, buen amigo,
¿está la primavera
vistiendo ya las ramas de los chopos
del río y los caminos?..
(…)
Con los primeros lirios
y las primeras rosas de las huertas,
en una tarde azul, sube al Espino,
al alto Espino donde está su tierra.
¿está la primavera
vistiendo ya las ramas de los chopos
del río y los caminos?..
(…)
Con los primeros lirios
y las primeras rosas de las huertas,
en una tarde azul, sube al Espino,
al alto Espino donde está su tierra.

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